Un parto traumático puede afectar el vínculo madre-bebé, especialmente si la madre sufre de trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión, ansiedad, o síntomas físicos postparto. Estos factores pueden disminuir su capacidad de maternar y, en algunos casos, el bebé puede ser un recordatorio constante del trauma, complicando aún más la relación. En la actualidad, según nos explica la psicóloga clínica y docente Liset Álvarez, existen diversos enfoques terapéuticos para tratar el trauma perinatal, incluyendo terapias psicosomáticas, cognitivas, EMDR y terapias centradas en la familia.
Hablamos con ella sobre cuestiones tan poco exploradas como qué entendemos por parto traumático, cómo diferenciar los síntomas del trauma postparto de otros trastornos psicológicos como la depresión posparto o el miedo al parto o tocofobia; contenidos todos ellos que abordamos en el Seminario Psicopatología del Parto y Nacimiento.
PREGUNTA: ¿Qué hace que un parto se convierta en un parto traumático?
RESPUESTA: No me gusta definir el parto como algo traumático, ya que nombrar el parto de esa manera contribuye al imaginario colectivo negativo alrededor del parto. Sin embargo, el término «parto traumático» es la forma más usual de referirse a la experiencia de trauma que ha sufrido una mujer durante el parto. Es la parturienta quien, basándose en su vivencia del parto, puede decir si este ha sido traumático o no.
Referirse al trauma causado tras el parto como experiencia es fundamental, porque alude a la subjetividad con que cada mujer lo ha atravesado y las huellas que la misma han dejado. En el año 2022, la Dra. Ibone Olza colaboró junto a más de 60 investigadores desarrollando una definición de “experiencia de parto traumático centrado en la mujer” como parte del proyecto COST (European Cooperation in Science and Technology) La definición final que obtuvieron fue:
«Una experiencia traumática del parto se refiere a la experiencia de una mujer de interacciones y/ o eventos directamente relacionados con el parto que causaron emociones y reacciones angustiantes abrumadoras; las cuales generaron impactos negativos a corto y / o largo plazo en la salud y el bienestar de una mujer». (Leinweber, et al., 2022).
P: ¿Cómo puede afectar a la salud mental de la madre y al vínculo con el bebé?
R: La experiencia de parto traumático puede afectar el vínculo madre-bebé de muchas formas. Por ejemplo, si la madre tiene sintomatología de TEPT, depresión y/o ansiedad, y al mismo tiempo síntomas físicos como dolor en la cicatriz de la cesárea, su capacidad de maternar se verá mermada al no tener tanta disponibilidad física ni mental. Pero, al mismo tiempo, el bebé puede convertirse en un recordatorio de la vivencia traumática, y al estar en contacto con él, la madre puede experimentar síntomas de re-experimentación a través de flashbacks o recuerdos intrusivos, y querer evitar el contacto con el mismo.
Recuerdo a una madre que no podía ver a su bebé porque tenía una pequeña cicatriz en la frente producto de una maniobra de fórceps. El contacto visual con su hijo le recordaba la experiencia traumática de ambos en el parto. En este ejemplo podemos ver que no solo la madre experimenta síntomas emocionales y físicos, sino también los bebés, y el vínculo entre ambos resulta afectado.
Pero, con relación al vínculo madre-bebé puede estar también comprometida la lactancia, los procesos de mentalización (Interpretación que realiza la madre de lo que ocurre al bebé y así poder responder a sus necesidades), y todos estos aspectos que influirán en el estilo de apego que se desarrolle entre ambos.
P: ¿Cuáles son los enfoques terapéuticos más efectivos para abordar el trauma relacionado con el parto?
R: Para el tratamiento del trauma perinatal relacionado con el parto, existen muchos enfoques desde el área de la psicoterapia. Algunos están más orientados a lo psicosomático, como la terapia sensoriomotriz o el yoga sensible al trauma. Otros enfoques son más de corte más cognitivo, como las terapias cognitivo-conductuales, psicodinámicas, narrativas, etc. El EMDR (terapia de reprocesamiento y desensibilización del movimiento ocular) estaría en un punto intermedio, ya que tiene tanto componentes psicosomáticos como cognitivos. Por último, están las terapias centradas en la familia, entre las cuales se encuentran las relacionales, vinculares y sistémicas.
P: ¿Hay algo que deberían compartir todos los abordajes?
R: Desde mi punto de vista, hay un aspecto fundamental que es transversal a todas las terapias: la elaboración del relato de parto. Es decir, que cada mujer y su pareja puedan construir juntos el relato de su parto, desde que se inició hasta que finalizó. Si cada profesional del área de la salud (ginecólogos, matronas, fisioterapeutas, psicólogos, pediatras, asesoras de lactancia, etc) se permitieran dedicar cinco minutos de su consulta a que las mujeres narraran sus partos, sin interrumpirlas, y estas pudieran ser escuchadas de manera atenta y empática, validando sus experiencias, ya sería una intervención terapéutica sanadora.
P: ¿Cómo se diferencian los síntomas del trauma postparto de otros trastornos psicológicos, y cómo influye esto en el tratamiento?
R: El diagnóstico diferencial es crucial, ya que muchas mujeres no reconocen que han tenido una experiencia de parto traumático, pero sí viven sus efectos en forma de síntomas clínicos o subclínicos de TEPT (trastorno de estrés postraumático) y síntomas ansiosos y depresivos principalmente. En la actualidad, la mayor cantidad de estudios de psicopatología en el posparto se ha centrado en la depresión posparto (DPP), la cual se ha convertido en un cajón de sastre donde muchas mujeres con síntomas de malestar emocional en el posparto acaban siendo clasificadas.
Las investigaciones de Dekel et al. (2020) señalan que muchas mujeres con experiencias de parto traumáticas también pudieran presentar depresión posparto y sintomatología de TEPT, pero no únicamente DPP. En este sentido, mi recomendación es que se explore la experiencia de parto y la sintomatología clínica o subclínica de TEPT en las mujeres que presentan síntomas ansiosos o depresivos, ya que estos podrían tener como raíz una experiencia de parto traumática.
P: ¿Qué estrategias terapéuticas se utilizan para abordar en concreto la tocofobia?
R: Lo primero que debemos tener en cuenta es si el miedo al parto o tocofobia es primaria o secundaria. La tocofobia primaria ocurre en mujeres primerizas que nunca han estado embarazadas. La tocofobia secundaria se produce en mujeres que han pasado por una experiencia traumática en su parto anterior y tienen miedo de que esta se repita.
Por ende, la tocofobia secundaria es una de las secuelas que deja a mediano o largo plazo una primera gestación que terminó con una experiencia de parto traumática, así como el haber atravesado un duelo perinatal. El trauma y la angustia vividos durante el parto muchas veces se mantienen encapsulados, y no es sino al momento de enfrentar un nuevo embarazo y parto que resurgen con toda su fuerza. Por lo tanto, la primera estrategia terapéutica que utilizaría es poder historizar las vivencias gestaciones y partos de cada mujer, incluyendo las interrupciones voluntarias del embarazo (IVE).
También, es importante explorar la historia familiar en relación con los partos y nacimientos, iniciando por el embarazo y parto de la madre de la consultante y luego los embarazos y partos que ha tenido su propia madre.
P: ¿Recuerdas algún caso que sirva de ejemplo, y que pueda contarse?
R: El año pasado atendí a una paciente con tocofobia primaria. Al indagar en su historia familiar, descubrimos que su madre había tenido una pérdida gestacional cuando mi paciente tenía dos años y medio. Le pedí que hablara con su madre sobre este evento y cómo lo había afectado a ambas. A través de estas conversaciones, descubrió secretos familiares que desconocía. En terapia, trabajamos cómo este evento había influido en su vida, lo que le permitió separar su miedo de la historia de su madre. Fernández (2019) señala que las enfermedades mentales pueden transmitirse generacionalmente por los roles familiares, identificaciones y secretos. No obstante, la tocofobia primaria no siempre se relaciona con la historia familiar. Es crucial considerar otros factores, como posibles abusos sexuales, entre otros.
P: ¿De qué manera la terapia de pareja o familiar puede ser beneficiosa en el tratamiento del trauma relacionado con el parto, tanto para la madre como para su pareja o familiares cercanos?
R: La terapia de pareja y familia es esencial en el tratamiento del trauma relacionado con el parto, ya que este evento afecta a todos los presentes: la madre, su pareja y el bebé. Los efectos del trauma dejan huellas en cada uno de ellos. En las sesiones de pareja pueden compartir su experiencia de parto; en ellas muchas mujeres se sorprenden al conocer la perspectiva de sus parejas. También es importante incluir sesiones con el bebé, utilizando el juego para desarrollar habilidades de mentalización y estrategias para calmar al bebé.
Los bebés que han sufrido partos traumáticos generalmente tienen niveles elevados de cortisol en saliva, lo que puede hacer que sean difíciles de calmar. Y los bebés difíciles de calmar aumentan la sintomatología ansiosa y depresiva en la madre. Al mismo tiempo, el bebé vive en la esfera emocional de ella. Por eso, debemos realizar intervenciones terapéuticas sistémicas que incluyan: a el padre, la madre y el bebé para intentar romper este círculo de malestar emocional, facilitando así el desarrollo de un apego más seguro.
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